Lo de siempre sobre la tecnología...
Leyendo un artículo que encontré en la web volví sin querer al viejo tema que nos acosa permanentemente a las personas vinculadas a las nuevas tecnologías: ¿Es buena o mala la tecnología?
La gente que hace ese tipo de planteos no parece consciente de que la escritura es una tecnología (y generalmente habla maravillas sobre los libros versus las computadoras malvadas), y menos aún suelen saber que el mismísimo Platón desdeñó a quienes la utilizaban: “Por su confianza en lo escrito, recordarán por medio de caracteres externos ajenos a ellos, en lugar de hacerlo por su propio esfuerzo. No has encontrado un medio de cultivar la memoria, sino de despertar reminiscencias; dar a tus discípulos la sombra de la ciencia y no la ciencia misma, pues cuando vean que pueden aprender muchas cosas sin maestros, se tendrán ya por sabios, y no serán más que ignorantes, y falsos sabios insoportables en el comercio de la vida.”
Pero si algo me llamó la atención, fue leer a Langdom Winner cuando habla de puentes realizados tan bajos como para que no pase debajo de ellos el transporte colectivo que lleva a las clases bajas (que arruinarían el bello parque), o de edificios o avenidas diseñados para prevenir movilizaciones, ejemplos de que puentes, edificios y avenidas son tecnologías tan inocentes o dañinas como quien las diseñe.
Al final lo que me enseñó mi papá hace muchos años todavía sigue en pie: “a mí no me gusta la cuchara pero la uso para tomar la sopa”.
La gente que hace ese tipo de planteos no parece consciente de que la escritura es una tecnología (y generalmente habla maravillas sobre los libros versus las computadoras malvadas), y menos aún suelen saber que el mismísimo Platón desdeñó a quienes la utilizaban: “Por su confianza en lo escrito, recordarán por medio de caracteres externos ajenos a ellos, en lugar de hacerlo por su propio esfuerzo. No has encontrado un medio de cultivar la memoria, sino de despertar reminiscencias; dar a tus discípulos la sombra de la ciencia y no la ciencia misma, pues cuando vean que pueden aprender muchas cosas sin maestros, se tendrán ya por sabios, y no serán más que ignorantes, y falsos sabios insoportables en el comercio de la vida.”
Pero si algo me llamó la atención, fue leer a Langdom Winner cuando habla de puentes realizados tan bajos como para que no pase debajo de ellos el transporte colectivo que lleva a las clases bajas (que arruinarían el bello parque), o de edificios o avenidas diseñados para prevenir movilizaciones, ejemplos de que puentes, edificios y avenidas son tecnologías tan inocentes o dañinas como quien las diseñe.
Al final lo que me enseñó mi papá hace muchos años todavía sigue en pie: “a mí no me gusta la cuchara pero la uso para tomar la sopa”.
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